Sharp power de Rusia contra Estados Unidos


En los últimos meses instituciones y agencias gubernamentales estadounidenses, desapercibidamente, habían venido siendo objeto de ataques cibernéticos mediante infiltración en sus bases de datos.  Entre ellas, se destacan los Departamentos de Agricultura, Comercio, Hacienda, Tesoro y la Agencia de Seguridad de Infraestructura y Ciberseguridad, brazo del Departamento de Seguridad Nacional. Así mismo, se extendieron a las empresas privadas de ciberseguridad FireEye y SolarWinds, cuyo propósito sería el de robar información de sus clientes gubernamentales, dada su amplia vinculación con el Gobierno de Estados Unidos.

Aunque solo hasta el miércoles pasado fue reconocido oficialmente, para el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, la hipótesis más probable se centra en que dichos ataques son dirigidos desde Rusia por ciberespías, según confirmaciones de las intromisiones realizadas, unido a la capacidad y nivel de sofisticación desplegado, muy propio de las operaciones cibernéticas  rusas. Del mismo modo, medios como CNN y The Washington Post, entre otros, han informado que la procedencia de los ataques es el Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia.

La respuesta rusa, a través de su embajada en Estados Unidos, no se ha hecho esperar, rechazando tales señalamientos, calificándolos de infundados y negando el empleo de ciberataques, por ser contrarios a sus principios de política exterior e intereses nacionales. Además, han argumentado estar siempre abiertos a una cooperación bilateral para fortalecer la seguridad informática mutua, pero alegan que sus propuestas no han sido respondidas por Washington.

No obstante, sobre Rusia pesan las sindicaciones de su intromisión en las elecciones de 2016, en las que Trump venció a Hillary Clinton. Igualmente, el Departamento de Justicia de Estados Unidos acusó en octubre de este año a seis integrantes de la Agencia de espionaje rusa del ataque a la red eléctrica de Ucrania, así como su injerencia en las elecciones de Francia en 2017 y el ataque cibernético a los juegos olímpicos de 2018 en Corea del Sur.

Lo anterior encuadra dentro de un poder híbrido denominado sharp power o poder agudo, empleado por los regímenes autoritarios para ejercer influencia en el mundo. El poder agudo consiste en provocar problemas, desorden, confrontaciones, caos e inestabilidad en el país objetivo, sin arriesgarse o arriesgando lo menos posible. Para lograrlo, se implementa a través de mecanismos similares al del poder blando como la cultura, la educación, el deporte y, predominantemente, la tecnología, pero con una finalidad de poder duro; así lo demuestran los ciberataques registrados con piratas informáticos. Esto significa que lleva intrínseca la intencionalidad de manipular, confundir, dividir, al mismo tiempo que procura obtener información privilegiada para su provecho. En efecto, se ponen de presente la manipulación y la distracción abierta, principales atributos clave que caracterizan al poder agudo en lugar de la persuasión y la atracción congénita del poder blando.

Ante este panorama surgen más preguntas que respuestas. Por un lado, resulta desconcertante que la mayoría de las entidades desconocían que estaban siendo hackeadas, tampoco saben qué se les han llevado, ni qué les han dejado. Por otro lado, mientras no se termine la etapa de recolección de información, sería prematuro y precipitado llegar a conclusiones sobre el alcance de los ataques perpetrados. De concretarse la sospecha sobre Rusia y su autoría, se constituirá en un comportamiento deliberado y provocativo, cuya interpretación sería de carácter agresivo, tanto como una declaratoria de guerra contra Estados Unidos.

Publicada: 20 diciembre, 2020. Disponible en https://724noticias.com.co/sharp-power-de-rusia-contra-estados-unidos/

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