Brasil: ¿América Latina o América del Sur?

 

A Brasil su origen le da una condición propia y preferencial, dentro de América del Sur,  representándole una identidad y sentido de pertenencia nacional, como consecuencia de sus antecedentes culturales, posición geográfica privilegiada, el mar que le rodea, sus riquezas naturales y la inmensa Amazonía. Entre los países latinoamericanos e iberoamericanos, se destaca por ser el único con idioma diferenciado, gran extensión territorial y sus vastos recursos naturales, aspectos que conllevan a un querer ser y a unas aspiraciones obligadas en su pensamiento e identidad estratégica nacional. 

Por lo tanto, parte del extenso estudio de Brasil y su impacto geopolítico en América del Sur, gira en torno a la temática de cómo se pensó y se piensa América del Sur desde Brasil, superando con creces su lema de “Orden y Progreso”. Es a partir del Tratado de Tordesillas, suscrito el 7 de junio de 1494 por el Rey de Portugal y los Reyes Católicos de España, cuando este gigante sudamericano comienza a fundar su desarrollo político, económico, cultural y militar, así como a expandir sus fronteras terrestres y marítimas hasta el 7 de septiembre de 1822, fecha de su independencia que dio paso a la generación de una visión geopolítica ascendente que inicialmente se encuadra en ejercer el liderazgo geopolítico en la región, ya que la cercanía fronteriza de sus vecinos representaba una amenaza. 

En dicho sentido, existe una interrelación entre el pensamiento geopolítico y el pensamiento estratégico brasileño actual, que tiene su origen en los autores clásicos europeos; fueron Ratzel, Kjellen, Haushofer y Mackinder, los principales pensadores teóricos del siglo XIX y principios del siglo XX, quienes influyeron en las nuevas concepciones de los geopolíticos sudamericanos. Sus teorías ayudaron en la instauración de la Escuela geopolítica de Brasil, hacia la década de los años 30, durante el gobierno de Getulio Vargas. Época en que las escuelas de geopolítica latinoamericanas se relacionaron especialmente con el área militar de la región, siendo esta la base fundamental para las políticas territoriales de sus Estados. De ahí que los geopolíticos de América del Sur adoptaron las concepciones organicistas del Estado, al concebirlo como un organismo vivo, apartándose de la concepción explícita de guerra como medio para obtener conquistas territoriales.

Es así que en América del Sur, la geopolítica fue desarrollada de manera dinámica a partir de 1930, siendo Brasil el país pionero con sus principales exponentes, el académico Everardo Backheuser (1879-1951) y los militares General Mario Travassos (1891-1973), General Golbery do Couto e Silva (1911-1987) y el General Carlos de Meira Mattos (1913-2007), quienes comenzaron a crear los pilares fundacionales geopolíticos de Brasil, planteando las bases de su pensamiento estratégico. Esto es, orientado a reafirmar su identidad estratégica nacional y materializar el esfuerzo brasileño de afianzar su liderazgo como potencia regional, al mismo tiempo que esa visión heredada se traduce en la aspiración de convertirse en una potencia mundial, utilizando como plataforma la Amazonía. 

Al respecto, el General Golbery do Couto (1967), en su obra cumbre del pensamiento militar brasileño Geopolítica Do Brasil, afirmaba que “Brasil solo tiene una opción: expandirse o perecer”, lo que marca el ideal expansionista de la época, el cual ha prevalecido hasta hoy, pero con fines pacifistas y no imperialistas. Para Do Couto, siguiendo la línea de pensamiento expuesta por Mackinder, esta fase de “conquista de la Amazonía, exigirá ser afianzada en el segundo heartland del interior, para la concreción del gran esquema de maniobra, concéntrico durante todo un largo e importante primer tiempo y luego divergente a partir del polo capital de Manaus”. Aquí, es oportuno subrayar lo expresado por el General Carlos de Meira Mattos, quien inspirado en la geopolítica de Travassos para su obra Proyección Mundial del Brasil, escrita en 1960, señaló que “soñó con un Brasil potencia continental. Nosotros le pedimos licencia para soñarlo ahora como potencia mundial”.  

Sin embargo, para lograr este sueño, los dirigentes brasileños pensaron en la siguiente pregunta: ¿América Latina o América del Sur? A principios de 1990, en contraposición a la negociación de la firma del Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o NAFTA por sus siglas en inglés), actualmente T-MEC, el gobierno se cuestionó sobre la utilidad de llamar a su región América Latina, optando por reemplazar esta denominación por el término “América del Sur” y comenzó a utilizarlo, para significar que es una región de pertenencia o esfera de influencia de Brasil. 

Así las cosas, América del Sur es una construcción estratégica de Brasil con el objetivo político de excluir rivales, por lo que promueve la creación de organismos multilaterales como la OTCA (1978), MERCOSUR (1991) y UNASUR (2011). Por consiguiente, si Brasil delimita una zona que no va a ser América Latina, sino América del Sur, tiene más posibilidades de consolidar su liderazgo, su papel de líder en la región. De aquí que, si se deja una puerta o zona abierta, para que otros países ubicados fuera de América del Sur entren, estos se constituyen en rivales de su poder y de sus aspiraciones o pretensiones. Además, como potencia regional sudamericana, cuenta con opciones estratégicas para convertirse en un jugador con poder de decisión en un orden mundial multipolar. 

De hecho, Brasil posee los elementos necesarios para buscar alcanzar su objetivo de emerger como una potencia mundial: 1. Poder militar, disuasivo o para apoyar sus estrategias de política exterior; 2. Una destacada presencia y liderazgo regional, en materia de seguridad continental; y 3. Gozar del reconocimiento de otras potencias, dada su importancia en asuntos de seguridad internacional.

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