Blindar y elegir bien

 

Hoy, a dos semanas de las elecciones presidenciales del próximo 29 de mayo en Colombia, revisten especial relevancia las duras críticas de la aspirante a la vicepresidencia de Colombia, Francia Márquez, en contra de Estados Unidos. Estas se dieron durante su intervención en el foro por la paz, cuya organización corrió a cargo del Instituto para la Paz de Estados Unidos (USIP), el Atlantic Council y Woodrow Wilson Center, centros de pensamiento de la Ciudad de Washington, donde se realizó el evento este pasado viernes 13 de mayo.

Para contextualizar, a finales del mes de abril, el embajador de Estados Unidos en Colombia, Philip Goldberg,  se pronunció sobre el trabajo que se viene desarrollando con el Gobierno nacional para prevenir cualquier abuso en los comicios electorales que se avecinan. “Nos preocupa ese tema, de la posible intervención de otros países en las elecciones. Estamos trabajando con el Gobierno, con todas las autoridades competentes, para prevenir esa intrusión en la campaña”. 

Lo anterior fue confirmado por la vicepresidente y canciller, Martha Lucía Ramírez, quien aseguró que Colombia y Estados Unidos vienen trabajando en materia de inteligencia y ciberseguridad para enfrentar las amenazas desde cualquier parte del mundo. El embajador fue más preciso y, entre otras afirmaciones, dijo: “Hemos hablado acerca de la necesidad de guardar y cuidar el proceso electoral porque hay países como Rusia que se han metido en elecciones. Lo hicieron en 2016 en Estados Unidos y lo volvieron a intentar en 2020. También en Europa. Es necesario estar en alerta y trabajamos con Colombia para proteger el proceso electoral de ataques cibernéticos o de desinformación desde el exterior”

Haciendo alusión a lo contextualizado, la candidata Márquez acusó a Estados Unidos de entrometerse en las elecciones presidenciales a través de su embajador en Colombia. “Una declaración del embajador del gobierno de los Estados Unidos, del presidente Biden, dice que tienen información de una posible financiación e intervención del gobierno de Rusia y Venezuela en las elecciones en Colombia. No se mencionó al Pacto Histórico pero es claro que se estaba refiriendo a nuestro candidato y eso rompe con el principio de no intervención en política. Le pedimos respeto y neutralidad a Estados Unidos, así no les gusten nuestras posturas. No es ingenuo que al Pacto Histórico, por nuestra visión, hemos visto los mensajes estigmatizantes y señaladores de que tenemos vínculos con Rusia y Venezuela (...)”

Es decir, una indebida intervención del gobierno estadounidense en el proceso electoral colombiano. Así se ratifica cuando afirma: “Hay que respetar a Colombia como un Estado democrático y que está haciendo un proceso. Queremos tener las garantías. Mandar ese mensaje deslegitima ese proceso y los invitamos al diálogo tranquilo y transparente”. Del mismo modo, puso reparos a la decisión del gobierno Biden de no invitar a la Cumbre de las Américas a los homólogos de Venezuela, Nicaragua y Cuba: “Yo creo que no estamos de acuerdo en bloquear a ningún país, estamos en una postura de reconocimiento de la autonomía de cada país. Yo creo que la oportunidad de construir como naciones implica el reconocimiento de todos más allá de la ideología política. Esto implica acciones que afecta a la gente y la cotidianidad de cada país”.

Partiendo de lo anterior, está claro que no se debe confundir la cooperación internacional de dos países soberanos, aliados de vieja data, en su frente común por combatir el crimen en todas sus dimensiones, con posiciones que resultan a todas luces ideologizadas, incoherentes y nada diplomáticas. También se corrobora de qué lado está la campaña que respalda su aspiración vicepresidencial y la del candidato a la presidencia, cuando se solidariza y hasta defiende a países autocráticos, autoritarios y dictatoriales que ensucian la democracia. Para nadie es un secreto que hay gobiernos regionales y extracontinentales interesados en desestabilizar a Colombia, y la mejor forma de hacerlo es a través de la injerencia en los sistemas informáticos y las redes sociales.

Las afirmaciones del embajador Goldberg no son infundadas, tienen su asidero en ataques dirigidos desde Rusia por ciberespías, según confirmaciones de las intromisiones realizadas a instituciones y agencias gubernamentales estadounidenses, en 2020, unido a la capacidad y nivel de sofisticación capaz de desplegar ataques desapercibidos, muy propios de las operaciones cibernéticas rusas. Del mismo modo, pesan los señalamientos sobre Rusia de su intromisión en las referidas elecciones de 2016, así como del ataque a la red eléctrica de Ucrania, su injerencia en las elecciones de Francia en 2017 y el ataque cibernético a los juegos olímpicos de 2018 en Corea del Sur, entre otros.

Todo eso encierra lo que se denomina sharp power o poder agudo. Un poder híbrido empleado por los regímenes autoritarios para ejercer influencia en el mundo, que consiste en provocar problemas, desorden, confrontaciones, caos e inestabilidad en el país que constituye su objetivo. Generalmente es implementado a través de mecanismos similares al del soft power (poder blando) como la cultura, la educación, el deporte y, predominantemente, la tecnología; pero con una finalidad de hard power (poder duro). Así lo demuestran los ciberataques registrados con piratas informáticos, que lleva intrínseca la intencionalidad de manipular los sistemas, confundir y dividir, al mismo tiempo que procura obtener información privilegiada para su provecho. 

De ahí que todo lo que se haga por seguridad es poco. Por ello es claro que no se pueden echar en saco roto las alertas del gobierno estadounidense, tampoco escatimar esfuerzos ni ayuda para proteger el sistema electoral colombiano, comenzando con la auditoría internacional solicitada por el Consejo Nacional Electoral, aún pendiente. Hay poco tiempo, pese a que muy probablemente habrá segunda vuelta, pero lo que está en peligro es la legitimidad y la democracia. Bien lo acaba de decir Mario Vargas Llosa, el nobel de literatura peruano, de gira en América Latina: “Colombia es uno de los países más dramáticos en estos momentos porque si Colombia, como desea Venezuela, vota mal en estas elecciones, América Latina se hunde (...) No sigamos los malos ejemplos, van a llevarnos a la ruina”. Así que el mensaje no es otro, blindar y elegir bien.

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