Israel-Irán y los límites de la diplomacia de defensa

 

   
Reunión de cancilleres de países participantes del JCPOA (Infobae, 2025)

Resumen

El conflicto Israel-Irán (2024–2025) ha puesto en evidencia los límites de la diplomacia de defensa como herramienta preventiva frente a guerras multidominio, escaladas tecnológicas y la influencia de actores no estatales. Este análisis examina la ausencia de mecanismos militares directos, la ineficacia de las mediaciones diplomáticas, la transición hacia un enfrentamiento abierto y sus implicaciones regionales y globales. Asimismo, se subraya el impacto estratégico para América Latina y Colombia, donde emergen retos en ciberdefensa, cooperación internacional y autonomía estratégica. En este escenario, se hace necesario replantear una diplomacia de defensa anticipatoria, adaptativa y conectada con las amenazas híbridas del siglo XXI.

Palabras clave: diplomacia de defensa, conflicto Israel-Irán, seguridad multidominio, actores no estatales, cooperación estratégica, América Latina.

El conflicto entre Israel e Irán, intensificado en el período 2024-2025, supera el marco estrictamente regional y se presenta como un laboratorio geoestratégico que revela las limitaciones inherentes a la diplomacia de defensa en su triple función de gestión preventiva, contención de crisis y resolución indirecta de tensiones interestatales. El presente artículo analiza este fenómeno desde cinco dimensiones críticas: la inexistencia de mecanismos de comunicación directa; el agotamiento de las mediaciones indirectas; la transición hacia un escenario de confrontación abierta y multidominio; las repercusiones en los planos regional y global; y, finalmente, las implicaciones específicas para Colombia y América Latina.

Se argumenta que la diplomacia de defensa —concebida como el empleo de instrumentos de política exterior a través de canales militares y de seguridad para promover confianza, cooperación y prevención de conflictos— requiere una redefinición en un entorno caracterizado por amenazas simultáneamente físicas, tecnológicas y simbólicas. En este marco, América Latina, y en particular Colombia, enfrentan el desafío de articular su experiencia acumulada en materia de seguridad interna con una comprensión más amplia y sofisticada de los escenarios de confrontación global.

Ausencia de mecanismos directos

Históricamente, la diplomacia de defensa ha facilitado la gestión de tensiones incluso entre adversarios sin relaciones diplomáticas formales. Durante la Guerra Fría, la instalación de líneas directas entre Moscú y Washington permitió evitar escaladas incontroladas. Sin embargo, en el caso Israel-Irán, la inexistencia de canales de comunicación militar directa —ni siquiera bajo organismos multilaterales— agrava el riesgo de malentendidos estratégicos.

La falta de confianza mutua bloquea incluso la creación de mecanismos mínimos de transparencia militar, como notificaciones previas a ejercicios o despliegues. Así, cada incidente fronterizo, cibernético o de inteligencia se convierte en un posible casus belli, sin margen para la contención inmediata.

Mientras que en otros escenarios se han establecido mecanismos de “desconfliction” —como los acuerdos entre EE. UU. y Rusia en Siria (2015), diseñados para prevenir choques accidentales entre sus fuerzas aéreas (Cordesman, 2017)—, entre Jerusalén y Teherán no existe ningún equivalente. La negación recíproca de legitimidad estratégica impide institucionalizar canales directos, dejando la gestión de crisis en manos de terceros.

Mediaciones indirectas agotadas

Durante la última década, distintos actores buscaron habilitar vías indirectas de comunicación entre Israel e Irán, en particular en torno al acuerdo nuclear (JCPOA). Omán desempeñó un papel clave como canal secreto en negociaciones discretas, mientras que Qatar actuó como facilitador logístico y financiero en conversaciones indirectas. Por su parte, la Unión Europea (UE), tras la retirada de Estados Unidos del acuerdo nuclear, vio seriamente limitada su capacidad de mediación, debilitando la arquitectura diplomática multilateral (International Crisis Group, 2018; Ulrichsen, 2020; Parsi, 2017).

No obstante, estas mediaciones fueron perdiendo eficacia debido a sus limitaciones estructurales y a la creciente radicalización interna en ambos países, que terminó por vaciarlas de contenido práctico.

La influencia de la Guardia Revolucionaria en Irán y la línea dura de sucesivos gobiernos israelíes cerraron aún más estos espacios. Además, actores no estatales —Hezbolá, milicias chiíes en Irak, hutíes en Yemen— escaparon a la lógica clásica de mediación. Como advierte International Crisis Group (2018), la instrumentalización de estas milicias, sumada a la doctrina israelí de represalia inmediata, imposibilitó espacios de acción diplomática efectivos.

Shelah y Valensi (2023) subrayan que la expansión de la Campaña entre Guerras debilitó la preparación israelí e incentivó a sus enemigos a persistir en la escalada. De ahí que la diplomacia de defensa no haya logrado adaptarse a un escenario donde las decisiones militares clave ya no se toman exclusivamente en cancillerías o ministerios de defensa, sino en redes descentralizadas de poder que desbordan los marcos estatales convencionales.

Paso al enfrentamiento abierto

El ataque directo de Irán sobre territorio israelí en abril de 2024, con más de 300 misiles y drones en represalia al bombardeo israelí contra su consulado en Damasco, marcó un punto de no retorno. Meses después, en octubre, Teherán lanzó cerca de 200 misiles balísticos tras el asesinato de Hassan Nasrallah en Beirut, profundizando la escalada. Estos episodios rompieron con décadas de guerra encubierta y consolidaron la transición hacia una confrontación abierta.

Israel respondió con ofensivas selectivas sobre infraestructuras militares en Isfahán y Bandar Abbas, abriendo un ciclo de acción-reacción en múltiples dominios: ciberespacio, espacio ultraterrestre y entorno cognitivo. Además, intensificó operaciones psicológicas dirigidas a la opinión pública iraní, buscando debilitar la moral social y alterar la percepción política interna.

Este cambio cualitativo transformó la naturaleza del conflicto, sacándolo de la ambigüedad estratégica hacia una guerra declarada. El enfrentamiento directo estuvo acompañado por una sofisticación tecnológica sin precedentes, que integró operaciones cinéticas con ciberataques, inteligencia artificial aplicada a la selección de blancos y campañas de influencia digital.

Este giro confirmó la advertencia de Shelah y Valensi (2023): la Campaña entre Guerras, pese a sus éxitos tácticos, había perdido utilidad estratégica. Como señala Kaldor (2020), las “nuevas guerras” borran las fronteras entre lo militar y lo civil, entre el combate y la comunicación estratégica. En este caso, la diplomacia de defensa no solo fue superada, sino deliberadamente ignorada como canal viable, lo que obliga a repensar sus fundamentos en escenarios de alta volatilidad tecnológica y baja institucionalidad.

Implicaciones regionales y globales

El deterioro de los canales diplomático-militares repercute en la arquitectura de seguridad regional. Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Turquía recalibran sus posturas estratégicas, pasando de estrategias de ambivalencia a posicionamientos más definidos. La reactivación de pactos bilaterales y multilaterales, como los Acuerdos de Abraham o las iniciativas del CENTCOM, refleja una tendencia hacia la militarización preventiva ante la ausencia de mecanismos diplomáticos sólidos.

A nivel global, las grandes potencias responden de manera diferenciada. Estados Unidos respalda a Israel, pero procura evitar una escalada que lo arrastre a una guerra directa con Irán. China, por su parte, observa con cautela debido a su dependencia energética del Golfo y ofrece mediación diplomática para preservar la estabilidad. Rusia refuerza sus vínculos militares con Irán en Siria, a la vez que evita romper completamente con Israel. Europa, en cambio, teme nuevas crisis energéticas y migratorias, al tiempo que exhibe divisiones internas respecto a la postura que debe adoptar.

Otro factor de preocupación es el riesgo de una proliferación nuclear descontrolada si el conflicto erosiona definitivamente las barreras políticas y técnicas al programa atómico iraní. Ello tendría consecuencias directas sobre el régimen global de no proliferación y podría estimular nuevas carreras nucleares regionales.

Además, la simultaneidad de guerra cibernética, ataques cinéticos, inteligencia artificial en la selección de blancos y gestión de narrativas estratégicas en redes globales está modelando el pensamiento militar contemporáneo más allá del Medio Oriente. La guerra Israel-Irán no es un conflicto periférico, sino un epicentro doctrinal desde el cual se reescriben los fundamentos de la seguridad internacional, con implicaciones en disuasión, control de armamentos y gobernanza de tecnologías emergentes (Zeigler et al., 2021; SIPRI, 2022).

Como destaca Nye (2023), la diplomacia coercitiva y la proyección digital se han vuelto inseparables en los escenarios de competencia entre grandes potencias, lo que acentúa la naturaleza híbrida y multidimensional de este conflicto.

Impacto en Colombia y América Latina

A pesar de la distancia geográfica, el conflicto entre Israel e Irán repercute de manera significativa en América Latina, con efectos especialmente visibles en Colombia, tanto en el ámbito político-diplomático como en las esferas de seguridad y defensa, economía y sociedad. En lo político-diplomático, la creciente polarización internacional puede presionar a los países de la región a definir posiciones más claras. Para Colombia, cuyos vínculos con Estados Unidos e Israel son estrechos, este escenario exige una política exterior más sofisticada y activa en los foros multilaterales.

En materia de seguridad y defensa, la naturaleza multidominio del conflicto obliga a concebir la defensa más allá de la dimensión militar tradicional. Colombia, en pleno proceso de transformación doctrinal, debe integrar aprendizajes en ciberseguridad, protección de infraestructuras críticas, gestión de la desinformación y cooperación en inteligencia artificial. La experiencia israelí en defensa activa ofrece lecciones valiosas, pero también advertencias sobre los límites de un enfoque exclusivamente militar (Zych, 2020). Estas consideraciones guardan estrecha relación con la persistencia de grupos armados ilegales en el país, que plantean retos de asimetría, control territorial y legitimidad, configurando paralelos analíticos con el uso de milicias y actores no estatales en Medio Oriente.

En el plano económico y social, América Latina podría verse afectada por alzas sostenidas en los precios del petróleo, disrupciones en las cadenas de suministro y presiones fiscales derivadas de un mayor gasto en seguridad. Para Colombia, esto implica desafíos adicionales en resiliencia institucional y sostenibilidad presupuestaria. Estos factores refuerzan la urgencia de impulsar la cooperación regional en defensa y desarrollar mecanismos de coordinación tecnológica y normativa (Cepal, 2023).

En conjunto, la región aún carece de un sistema robusto frente a amenazas híbridas. Iniciativas como el Consejo de Defensa Suramericano (CDS-UNASUR), aunque debilitadas, ofrecen antecedentes. Ejercicios combinados como UNITAS y proyectos bilaterales en ciberseguridad, especialmente con Brasil, constituyen pasos relevantes, pero fragmentados, que requieren mayor integración.

Conclusión

El conflicto Israel-Irán revela los límites de la diplomacia de defensa en un contexto de fragmentación del poder, innovación tecnológica acelerada y proliferación de actores no estatales. La ausencia de comunicación directa, el agotamiento de mediaciones y la transición hacia un enfrentamiento abierto exponen vacíos estratégicos en los marcos tradicionales de contención.

Este diagnóstico coincide con el análisis de Shelah y Valensi (2023), quienes recomiendan redefinir los objetivos del Campaign Between Wars, reforzar la preparación para guerras multifrente y complementar la acción militar con instrumentos políticos y diplomáticos. A esta dimensión estratégica se suma una advertencia fundamental: la erosión de los marcos clásicos de seguridad internacional no solo incrementa los riesgos de escalada interestatal, sino que también amplifica los impactos sobre poblaciones civiles, economías vulnerables y sociedades expuestas a campañas de desinformación y operaciones psicológicas.

Sus implicaciones trascienden Oriente Medio y alcanzan a América Latina, donde se impone la necesidad de modernizar la diplomacia de defensa hacia un instrumento anticipatorio, multidimensional e inclusivo. Como advierte Nye (2023), la diplomacia coercitiva y la proyección digital son inseparables de la competencia entre grandes potencias, lo que obliga a integrar actores estatales y no estatales, sociedad civil y comunidades epistémicas en la prevención de amenazas híbridas.

En definitiva, la diplomacia de defensa del siglo XXI deberá reconocer y adaptarse a nuevas carreras armamentistas invisibles —en el ciberespacio y el entorno cognitivo— que desafían los mecanismos tradicionales de verificación y control. Solo así podrá sostener la estabilidad global y fortalecer la autonomía estratégica regional.

Referencias

Cepal. (2023). Perspectivas del Comercio Internacional de América Latina y el Caribe 2023. ONU. https://repositorio.cepal.org/server/api/core/bitstreams/28fbd6ab-cb1d-4b23-b4f2-36fb1080bba6/content

Cordesman, A. H. (2017). The Military Balance in the Middle East. Center for Strategic and International Studies. https://www.csis.org/analysis/military-balance-middle-east

International Crisis Group. (2018). Israel, Hizbollah and Iran: Preventing Another War in Syria (Middle East Report N°182). https://www.crisisgroup.org/sites/default/files/182-israel-hizbollah-and-iran-preventing-another-war-in-syria_0.pdf?utm_source=chatgpt.com 

Kaldor, M. (2020). New and Old Wars: Organized Violence in a Global Era (4th ed.). Polity Press.

Nye, J. S. (2023). Soft power and American foreign policy. En J. Nye, Soft Power and Great-Power Competition (pp. 47–62). Springer. https://doi.org/10.1007/978-981-99-0714-4_7

Parsi, T. (2017). Losing an Enemy: Obama, Iran, and the Triumph of Diplomacy. Yale University Press.

Shelah, O., & Valensi, C. (2023). The Campaign Between Wars at a Crossroads (INSS Memorandum No. 227). Institute for National Security Studies. https://www.inss.org.il/wp-content/uploads/2023/11/Memo_227_ShelahValensi_ENG.pdf

SIPRI. (2022). Armaments, Disarmament and International Security: SIPRI Yearbook 2022. SIPRI. https://www.sipri.org/sites/default/files/2022-10/yb22_summary_esp.pdf

Ulrichsen, K. C. (2020). Qatar and the Gulf Crisis. Oxford University Press.

Zeigler, S., Harting, S., Joon, S., Brackup, J., y Vick, A. (2021). Aligning Roles and 

Missions for Future Multidomain Warfare. RAND Corporation. https://www.rand.org/pubs/research_reports/RRA160-1.html

Zych, J. (2020). The Development of the Israeli National Missile Defense Concept. Kwartalnik Bellona, (2), 75-88. DOI: 10.5604/01.3001.0014.4757

Publicado: 17 de octubre de 2025. 

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