El cambio que busca Colombia

 

El verdadero cambio lo encarna el candidato presidencial que no hace alianzas con el establecimiento, aquel que se aparta de las prácticas tradicionales de lo que Álvaro Gómez Hurtado denominó el régimen, desde 1995. Es decir, el sistema de compromisos y de complicidades que domina la totalidad de la vida civil colombiana, “integrado por diversos factores que operan en conjunto o en virtud de una red de compromisos de impunidad en torno al aprovechamiento de los gajes del Estado”, según afirmaba. 

En su propias palabras, el régimen está compuesto por distintos grados de afiliación entre los que destacaba “el Congreso, los partidos políticos, la prensa oficialista, algunos grandes bloques económicos y sectores minoritarios, y claro está el gobierno”. A este lo calificaba de ser el agente más activo de todo ese conglomerado de solidaridades ilegítimas, pero que “nada se obtiene cambiándolo porque lo que sigue imperturbable, es precisamente el régimen”, al que señalaba de ser el responsable de haber corrompido la política.

Partiendo de lo anterior, los resultados de los comicios electorales del domingo pasado vislumbran el tipo de cambio que esperan los electores. Por una parte, favorecieron a Gustavo Petro y al ingeniero Rodolfo Hernández; y, por la otra, dejó fuera de competencia a Federico Gutiérrez, quien hasta la última encuesta de Invamer era el favorito para pasar, al lado de Petro, a la segunda vuelta presidencial. Una explicación razonable se encuentra en que el pacto histórico y la coalición Esperanza, principalmente, lograron encasillar a Gutiérrez como el de Uribe y Duque, asociándolo al régimen descrito, en cabeza del Uribismo y los demás partidos políticos tradicionales.

No obstante, ha quedado despejado que al salir Fico, también se acabó el enemigo que necesitaba el petrismo para salir vencedor, quedando substancialmente reducidas sus posibilidades. En otras palabras, entre los dos candidatos que disputarán la segunda vuelta, Petro sobresale y se visibiliza también como una expresión de ese régimen que la sociedad colombiana desea cambiar. Por consiguiente, si el gran perdedor es el régimen como lo llamó Álvaro Gómez Hurtado, resulta paradójico que a pesar de salir victorioso el candidato de la Colombia Humana y el Pacto Histórico con 8.527.768 votos, su triunfo tiene un sabor a derrota. 

Lo anterior se sustenta en el hecho que un gran porcentaje, sino todos los que votaron por Fico Gutiérrez (5.058.010), John Milton Rodríguez (274.250) y Enrique Gómez (50.539), votarán por el ingeniero Hernández que obtuvo 5.953.209 votos. Así las cosas, Hernández arrancó con un hándicap altísimo sumando los votos de Fico, Rodríguez y Gómez, aunque es cierto que los votos no son endosables, pero es poco probable ver a esos electores votando en blanco, absteniéndose ni mucho menos volteándose por Petro. Votación suficiente para no depender de los votos restantes, ya que los 888.585 votos de Fajardo, muy seguramente, la mayoría se irán hacia el voto en blanco, mientras que otros ya están con Petro y solo algunos llegarán al ingeniero Hernández.

Al mismo tiempo, no se debe pasar por alto el sentimiento generalizado de todos los que ven a Gustavo Petro como un seudosocialista populista, que constituye un peligro para la estabilidad democrática y económica de Colombia. Al contrario de lo que personifica el ingeniero Hernández, con su discurso sencillo que cala en la gente y la ilusiona apelando al imperativo categórico kantiano, manteniendo como única alianza el apoyo de la ciudadanía colombiana. Más allá de que sea cascarrabias, chafarote, frentero y también populista, habla claro y no entraña los riesgos que representan Petro y su séquito. De ahí que para los antipetristas está haciendo carrera la máxima: “si mi primer voto fue de corazón, el de la segunda vuelta será de salvación”

En consecuencia, es indiscutible que quienes consideran a Petro una amenaza para la democracia y las libertades, no tienen duda alguna, al menos la inmensa mayoría, que el voto de segunda vuelta será para Rodolfo Hernández. No obstante, estas elecciones cruciales las ganará el candidato que más trabaje hasta el último minuto de la campaña y menos se equivoque, toda vez que están de por medio los votos cautivos y el poder de atracción, por encima del convencimiento. Además, la política es frágil, existen variables cualitativas que se anteponen y no se reducen al mero ejercicio aritmético. Por ende, no todo está dicho y el peor error es subestimar al adversario.

Publicada: 5 de junio, 2022. https://724noticias.com.co/2022/06/05/opinion-el-cambio-que-busca-colombia/

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