Colombia y Venezuela, una relación fluctuante

 

En contraste con la situación actual, finalizando el siglo XX, la década de los noventa estuvo marcada prioritariamente por la cooperación. Se caracterizó por un estrecho relacionamiento y armonioso trabajo de las comisiones mixtas, en la  implementación de la agenda común para alcanzar las soluciones pendientes y abrirle paso a la desgolfización de la relación bilateral. En este periodo, además de las Comisiones de Vecindad, sobresalieron la Comisión Negociadora del diferendo, la Comisión Presidencial de Integración y Asuntos Fronterizos (COPIAF), así como la Comisión Binacional de Fronteras  (COMBIFRON).

Dichos mecanismos fortalecieron la relación, al mismo tiempo que sirvieron para integrar a la población fronteriza con los funcionarios gubernamentales de ambos países, al igual que entidades de los sectores público y privado. Los acuerdos alcanzados entre Colombia y Venezuela favorecieron el intercambio económico andino que se vio reflejado cuando se pasó de un área de libre comercio (1992), a otra de arancel común (1995). Del mismo modo, la dinámica económica y comercial impuesta, permitió pasar de 300 millones de dólares en 1989 a 2.242 millones en 1998.

Como resultado de la integración bilateral lograda, la encuesta de opinión sobre percepciones mutuas realizada por el Grupo Académico Colombia-Venezuela en 1999, destacó que en las dos poblaciones no se encontraron vestigios de xenofobia, como se había evidenciado en años anteriores y respecto al  diferendo limítrofe, el 95% de los encuestados concordaba en  que se resolviera por la negociación directa.

Aún con todo el relacionamiento entre las autoridades y actores de los dos países, incluidas las comunidades de la frontera, no fue suficiente para evitar el deterioro de las relaciones intergubernamentales, por la discrepancia de Caracas hacia Colombia, ante la elección de César Gaviria como secretario general de la OEA, venciendo al candidato venezolano, el Canciller Miguel Burelli. Además, el ataque de las Farc al puesto de la Armada en Carabobo, en febrero de 1995 y la falta de gobernabilidad del presidente Samper.

Otro aspecto negativo durante esta década, lo constituyó la securitización como producto del conflicto armado colombiano que, en últimas, se convirtió en el factor determinante que copó la agenda y pasó de la desgolfización al enguerrillamiento, como bien lo señaló Socorro Ramírez (2002) en “La compleja relación colombo-venezolana. Una coyuntura crítica a la luz de la historia”.

En síntesis, las relaciones colombo-venezolanas han estado signadas por la desconfianza mutua, resultado del sentimiento de despojo existente en la sociedad venezolana, particularmente de sus militares, por la pérdida de territorio atribuida en gran parte a Colombia. También, por la entrega del archipiélago de Los Monjes en 1952 y las largas e infructuosas negociaciones para delimitar las áreas marinas y submarinas en el golfo, desembocando en la crisis con la corbeta Caldas en 1987, que tuvo al borde de la guerra a los dos países. No obstante, las buenas relaciones a nivel político y diplomático han prevalecido en general, extendiéndose a lo económico, social y militar.

Sin embargo, los incidentes no han faltado por el diferendo limítrofe, la complejidad fronteriza en sus 2.219 kilómetros con factores múltiples de inseguridad y la situación venezolana en las dos últimas décadas. Lo anterior ha contribuido a que se conviva, entre unos cortos periodos de vigorosa cooperación y otros más largos de fricción o tensión, como lo demuestra la situación presente entre los dos vecinos.

Publicada: 22 noviembre, 2020. Disponible en https://724noticias.com.co/colombia-y-venezuela-una-relacion-fluctuante/

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