América Latina: ¿Retorno de la “Marea Rosada”?

Las urnas están demostrando que las simpatías por los movimientos de corte progresista, cuyo engendro se encuentra en el socialismo del siglo XXI, son evidencias de su progresivo resurgimiento en América Latina. En efecto, la izquierda se ha ido reacomodando con Andrés Manuel López Obrador (AMLO), en diciembre de 2018, al asumir la presidencia de México; posteriormente, en 2019, el regreso del Kirchnerismo con Alberto Fernández en Argentina, acompañado de su fórmula vicepresidencial Cristina Kirchner; y en 2020, la vuelta al poder del Movimiento al Socialismo (MAS), con Luis Arce en Bolivia, favorecido por el liderazgo de Evo Morales.

En las recientes elecciones del Ecuador, el candidato correista de izquierda, Andrés Arauz, entre los 16 candidatos que concurrieron, aventajó en la primera vuelta por más de 10 puntos porcentuales a su inmediato seguidor, aún por definirse. A las elecciones del 11 de abril próximo, aspira Verónica Mendoza de Juntos por el Perú, entre los 22 candidatos a la presidencia, con un discurso que explota la indignación ciudadana derivada de la inestabilidad política existente. En la misma fecha será la segunda vuelta en Ecuador y la elección de la Convención Constituyente en Chile. Allí, el 21 de noviembre se realizarán los comicios para presidente, donde lidera las encuestas Daniel Jadue, alcalde de Recoleta y candidato del partido comunista de Chile. En Centroamérica, también en noviembre, las elecciones previstas en Honduras y Nicaragua, donde se pronostica la sucesión de Rosario Murillo, esposa de Daniel Ortega.

Amparados bajo la renovada esperanza de sus aliados internacionales, es evidente que aspiran a vigorizar un nuevo eje de izquierda en la región, cuya génesis la observamos en la denominada “Marea Rosada”. Dicho fenómeno se dio en la primera década de este siglo, como una tendencia predominante en la política latinoamericana, a partir de 1999 con el ascenso al poder de Hugo Chávez en Venezuela y la seguidilla de gobiernos de centro-izquierda entre 2000 y 2010: Lula en Brasil, Ollanta Humala en Perú, Correa en Ecuador, los Kirchner en Argentina, Evo Morales en Bolivia, Lugo en Paraguay, Bachelet en Chile, Tabaré Vásquez en Uruguay, Zelaya en Honduras, Ortega en Nicaragua y Funes en El Salvador.

Un periodo que se caracterizó por la incertidumbre y la oportunidad, tanto política como económica. A la par que se constituyó en un ciclo dorado para aquellos gobernantes, con la creación y crecimiento de instituciones regionales como la Celac, Unasur y Alba TCP, entre otras. En esencia, orientado hacia políticas públicas y sociales opuestas a los lineamientos neoliberales que caracterizaron el derrotero de los gobiernos del continente en las décadas previas. Básicamente, fundamentado en la crítica al neoliberalismo, con la finalidad de corregir la injusta distribución del ingreso, propugnando por la gobernabilidad y mantener la disciplina fiscal, en procura de alcanzar la integración al mercado mundial, pero cuyos resultados contrarios saltan a la vista.

Lo anterior se explica desde el surgimiento del Foro de Sao Paulo, en julio de 1990. Después de la caída del Muro de Berlín, se enfocó en tratar dos temas prioritarios: el primero, definir cómo contrarrestar las políticas neoliberales del momento; y el segundo, una vez disuelta la Unión Soviética, visualizar el futuro del socialismo. Para mayor ampliación, se puede profundizar estudiando las declaraciones finales de los encuentros XXIII y  XXIV, realizados en Managua (2017) y La Habana (2018), respectivamente.

En dichos foros prevalece, como eje central, la lucha contra la ofensiva multifacética neoliberal y conservadora de las élites mundiales del capitalismo transnacional, encabezado por el gobierno de Estados Unidos, constituido en el núcleo hegemónico de las clases dominantes aliadas de nuestra región.

Para ello, se encauza en dos fases bien definidas: en la primera, enfatiza los logros alcanzados en el primer decenio de elecciones y sucesivas reelecciones de gobiernos de izquierda y progresistas (1999-2009), pero critican el descuido en la construcción de hegemonía popular, única fuerza capaz de derrotar el dominio monopólico del Estado imperialista y sus oligarquías; y la segunda, se refiere al segundo decenio de luchas (2009-2018) donde reconocen la pérdida de control del Poder Ejecutivo por parte de las fuerzas de izquierda y progresistas en Honduras, Paraguay, Argentina y Brasil.

Del mismo modo, sostienen que Venezuela, Bolivia, Ecuador, Uruguay, Nicaragua y El Salvador, resisten estoicamente para mantener los espacios democráticos y las transformaciones sociales, con la finalidad  de construir un genuino sistema de integración regional y contribuir a la construcción de un mundo multipolar en favor de los pueblos.

Es decir, al focalizarnos en el Foro de Sao Paulo, su estrategia es persistente y lo corroboran los países de la región que giran hacia la izquierda. Hoy, apoyados con el Grupo de Puebla creado en julio de 2019, que en pocas palabras es la versión mexicana del Foro de Sao Paulo, el cual pretende darle un nuevo sentido a la izquierda en América Latina. Sin embargo, en el fondo tienen la misma finalidad de articulación: partidos y movimientos políticos, el primero; y líderes progresistas, el segundo. Unido a que los 32 miembros progresistas del Grupo de Puebla, todos o en su mayoría, al mismo tiempo forman parte del Foro de Sao Paulo que, al fin de cuentas, buscan ser un salvavidas para el socialismo del siglo XXI.

Publicada: 21 febrero, 2021. Disponible en https://724noticias.com.co/2021/02/21/opinion-america-latina-retorno-de-la-marea-rosada/

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