¿Quién será el sucesor de Angela Merkel?

 

Al término de las elecciones federales parlamentarias, del domingo anterior en Alemania, el candidato del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), Olaf Scholz, se vislumbra como el más probable sucesor de la canciller Angela Merkel, quien dejará el cargo tras cuatro mandatos y 16 años en el poder, desde 2005. Su favoritismo quedó consolidado al obtener la mayoría de votos con el 25,7%, lo que representa una pequeña ventaja del 1,6% sobre el candidato que le siguió en la votación, Armin Laschet, de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), el partido de Merkel. No obstante, esto solo se sabrá cuando los 735 diputados elegidos  para el parlamento (Bundestag), elijan al nuevo canciller federal alemán o jefe de gobierno, para el período 2021-2025. 

Las votaciones se caracterizaron por la tendencia generalizada de abandonar el voto por afinidad ideológica hacia un partido en particular, de manera que los electores priorizaron su voto a las personas. Es decir, el voto del electorado dejó de ser prácticamente automático a su partido tradicional, para inclinarse preferentemente a las cabezas de lista establecidas. Del mismo modo, las elecciones hicieron evidente una realidad y es que el pueblo alemán no apoya opciones de gobiernos tripartitas. 

De hecho, en las encuestas de septiembre pasado, la coalición de las izquierdas conformada por socialdemócratas, verdes y comunistas fue rechazada por el 56%, mientras que solo el 27% recibió el apoyo. La misma suerte corrió la alianza entre verdes y liberales, liderados por el SPD, con un rechazo del 39% de los votantes y aprobación del 37%, en tanto que con la misma combinación anterior (verdes y liberales), pero liderada por los democristianos, el rechazo ascendió al 52% y la aprobación apenas llegó al 30%. 

De lo anterior se desprende que para construir el próximo gobierno en Alemania, existe la necesidad de acudir a la capacidad negociadora entre los partidos, para obtener una mayoría parlamentaria capaz de conciliar un “acuerdo de coalición”. Claro está, con base en una agenda programática común que afronte los retos de Alemania en el nuevo cuatrienio, para mantener y mejorar el nivel de vida de sus 83.24 millones de habitantes, habida cuenta que es la cuarta potencia económica del mundo por PIB y la primera economía europea. 

Lo anterior, considerando el estrecho margen arrojado en los comicios electorales y los resultados muy divididos entre el SPD, de centroizquierda que logró el 25,7% de los votos, frente al 24,1% de la coalición conservadora CDU/CSU, integrada por CDU, el partido de centroderecha, y la Unión Social-Cristiana (CSU), el partido hermano más conservador. Es así que las dos fuerzas mayoritarias SPD y CDU/CSU, necesitarán el apoyo de otros dos partidos para formar una coalición que logre el peso suficiente para gobernar. 

Pese a que todas las opciones están sobre la mesa, si se descarta la coalición de Olaf Scholz (SPD) y Armin Laschet (CDU), las cifras dan cuenta que el Partido Liberal Demócrata (FDP) y Los Verdes, serán decisivos para hacer el nuevo gobierno. También es claro que de prolongarse las negociaciones entre los partidos políticos, debido a que no hay límite temporal, podría afectar la economía alemana en caso que se entre a un extenso período de parálisis política. Aun con todo, como tampoco hay límite de tiempo para la elección de quien sucederá a Merkel, la canciller seguirá gobernando hasta que se establezca el nuevo gobierno. 

De todas formas, el parlamento electo debe sesionar por primera vez, a más tardar, 30 días después de celebradas las elecciones. Sin embargo, solo puede elegir al sucesor de la canciller a propuesta del presidente federal, para que sea sometido a elección de los diputados sin debate previo y en secreto, como lo dispone el sistema político parlamentario alemán. En consecuencia, sobre Frank-Walter Steinmeier, miembro del SPD y actual presidente federal o jefe de Estado de Alemania, recae la responsabilidad de proponer el candidato que tenga más posibilidades de ser elegido canciller, pero la decisión final estará en el parlamento. 

Al margen de lo anterior, el nuevo canciller tendrá que decidir sobre asuntos clave, entre otros, los atinentes a las reglas fiscales y la integración económica de la Unión Europea, la estrategia a seguir frente al reto migratorio, y la transición energética, vital para el futuro de la industria, por cuanto es la que sostiene la economía alemana. Así mismo, procurar objetivos más ambiciosos en la lucha contra el calentamiento global, resolver las fallas estructurales en materia de digitalización y atender la crisis de la vivienda, ante la escalada de precios en las grandes ciudades. En torno a estos y otros retos, seguramente, girará la conciliación del programa común que selle el pacto de coalición, con el cual se puedan obtener los 368 votos necesarios para elegir al nuevo canciller federal de Alemania.

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