Taiwán bajo presión militar de China

 

Las maniobras militares de la Armada China, en el estrecho de Taiwán, acompañadas por las incursiones con más de un centenar de aviones de combate en el espacio aéreo taiwanés y su Zona de Identificación de Defensa Aérea (ADIZ), durante las dos últimas semanas y con motivo de su fiesta nacional, el primero de octubre, se han constituido en el mayor despliegue de la fuerza aérea de China en la historia de Taiwán. Esto es, desde 1949, cuando la isla albergó a los nacionalistas del partido chino Kuomintang, liderados por Chiang Kai-shek, luego de ser derrotados en la guerra civil por los comunistas de Mao Tse-tung. Desde entonces, pasó a ser un territorio soberano con un gobierno y sistema político democrático propios, denominado República de China o Taiwán, como se le conoce internacionalmente.

Si bien el despliegue militar aéreo ha sido el más numeroso hasta ahora, este no es nuevo, toda vez que en 2020 China realizó 380 incursiones con aviones militares en la ADIZ de Taiwán y en lo que va corrido de este año ya superó las 500 incursiones. Hasta el 15 de junio pasado, la incursión con 28 aviones de combate chinos había sido la más nutrida, penetrando el espacio aéreo taiwanés y sobrevolando su zona de defensa. Esta incursión ocurrió, justamente, un día después del comunicado acordado por el G7 tras su última cumbre en el Reino Unido. 

En dicho comunicado, el Grupo integrado por Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido y Estados Unidos, declaró como una prioridad  “la preservación de la estabilidad en el estrecho de Taiwán”, lo que generó el inmediato rechazo del gobierno chino por interferir en los asuntos internos de su país. Más recientemente, la penúltima semana de septiembre, China hizo una demostración de fuerza similar con 24 aviones. Esta vez, poco después de la solicitud realizada por Taiwán para adherirse al Acuerdo Progresivo e Integral para la Asociación Transpacífica (CPTPP, por sus siglas en inglés), uno de los mayores acuerdos comerciales del mundo, al que China había pedido unirse a mediados de ese mismo mes. 

Ante la peor crisis desatada en más de 40 años y las crecientes tensiones en el estrecho de Taiwán, Estados Unidos ha manifestado su preocupación por las actividades militares provocadoras de China cerca a Taiwán. Al respecto, en el marco de la Cumbre de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el Secretario de Estado, Antony Blinken, dijo en París que “sería un error de cálculo, porque podría socavar la paz y la estabilidad de la región; por lo tanto, instamos encarecidamente a Beijing que ponga fin a sus presiones y coacciones militares, diplomáticas y económicas contra Taiwán”.

Cabe recordar que las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Taiwán se rompieron en 1979, razón por la que solo reconoce a Beijing como el único Gobierno legal de China. Sin embargo, en virtud de la ley de relaciones de Taiwán promulgada en abril de ese año, por el presidente Carter, las relaciones entre Washington y Taipéi se han mantenido no oficialmente. Aún más, la ley consagra el compromiso de Estados Unidos de brindarle ayuda a Taiwán para mantener su capacidad defensiva ante cualquier eventual invasión. De ahí que el mayor fortalecimiento se dio durante la presidencia de Donald Trump, quien priorizó la relación incluyendo la venta de armas y la asistencia con entrenamiento militar, lo que aumentó las tensiones entre Beijing y Taipéi. 

No obstante, dichas relaciones fueron afianzadas por el gobierno de Biden, en abril de este año, cuando se reafirmó el apoyo a la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, situación que propició la reacción de China a través de maniobras militares. En consecuencia, son demostraciones de fuerza cuya finalidad no es otra que la de recordarle a Taiwán, con ocasión de su día nacional celebrado ayer 9 de octubre, que es una provincia rebelde y que Beijing no cejará en su empeño de integrarla a su territorio continental, al que le llama “madre patria”. 

De hecho, el Partido Comunista Chino insiste permanentemente en que “Taiwán es una parte inalienable de su territorio y debe alcanzarse la reunificación, por la fuerza si hace falta”. Afirmación que ha sido reiterada y enfatizada, desde finales del año pasado, por el presidente Xi Jinping, quien asegura que la reunificación con Taiwán “debe conseguirse y se conseguirá”. Las advertencias recurrentes y las maniobras militares desarrolladas, además de ser una clara demostración de fuerza y entrañar una velada amenaza de invasión, responden particularmente al envío de un buque de guerra por parte del Reino Unido al estrecho de Taiwán, un paso marítimo que para China es extremadamente sensible, dado que separa a la antigua isla de Formosa de la China continental.

Todo apunta a que las incursiones aéreas chinas buscan mostrar su poderío militar e intenta enviarle un mensaje político, no solo a Taiwán sino también al Reino Unido y a Estados Unidos que tiene dos portaaviones desplegados en la zona, así como a los países vecinos que le apoyan. Aún así, lo cierto es que los reclamos del estamento militar chino sobre un presunto saboteo a la paz y estabilidad en el estrecho de Taiwán, bajo el pretexto de la presencia militar británica y estadounidense, no son más que reclamos infundados, debido a que esa franja marítima pertenece a aguas internacionales y, por ende, son libres para cualquier país del mundo.


Comentarios

  1. Los centros de conflicto geopolitico van en aumento, se vive un ambiente de tensión. Excelente análisis..O.H.M.L

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