Origen y evolución de la diplomacia de defensa

 

Resumen

Históricamente, la diplomacia de defensa ha experimentado una evolución considerable. Su propósito principal es la gestión de las relaciones internacionales con un enfoque en la seguridad y la defensa nacional, que son promovidas a través de la diplomacia y la cooperación militar para favorecer la política exterior de los Estados. 

Palabras clave: diplomacia, defensa, seguridad, alianzas, evolución.

Introducción

La diplomacia de defensa es un concepto relativamente nuevo que aparece en la década de los 90, después del colapso del comunismo en Europa del Este, tras la caída del muro de Berlín en 1989 y la disolución de la Unión Soviética en 1991. Sin embargo, la cooperación y asistencia militar han sido parte de la realpolitik internacional desde el nacimiento de las sociedades humanas. 

A medida que el mundo se ha desarrollado y transformado, también lo ha hecho la diplomacia de defensa, adaptándose para hacer frente a los desafíos cambiantes y a las nuevas realidades geopolíticas. Es así que dando continuidad a la entrega anterior, en el presente artículo se examinará su origen y cómo ha evolucionado desde sus inicios hasta la actualidad.

Evolución histórica

La diplomacia de defensa tiene sus orígenes en la antigüedad, cuando las civilizaciones establecían tratados y alianzas militares para proteger sus intereses comunes. Ejemplos notables incluyen la Liga de Delos (1)  en la antigua Grecia, y las alianzas militares entre Roma y Cartago en las Guerras Púnicas, cuyos pactos buscaban garantizar la seguridad colectiva y prevenir conflictos innecesarios.

En la Edad Moderna, siglos XV al XVIII, con el surgimiento de los Estados nacionales la diplomacia se fue formalizando. Según Calduch, durante la primera mitad del siglo XV, la diplomacia tradicional pasó de ser ambulante a permanente y pública. Los delegados de unos países se instalaban en las capitales de otros, y llevaban relaciones diplomáticas dentro del intrincado contexto de las relaciones políticas que imperaban entre los reinos y repúblicas italianas. 

De hecho, con el establecimiento de misiones en Roma y Constantinopla, se suele citar a Venecia como la instauradora de la diplomacia moderna de carácter permanente. Sin embargo, no fue sino hasta 1648 cuando se logró la firma de los tratados denominados “la paz de Westfalia”, en esta región alemana, con la que se puso fin a “la Guerra de los 80 años entre España y las Provincias Unidas, y la Guerra de los Treinta Años en el Sacro Imperio” (Galán, 2015, p. 25).  

Lo anterior marcó un hito importante en la diplomacia europea, toda vez que no solo se reconoció la independencia de los Estados, sino también su capacidad para tomar decisiones autónomas sobre asuntos internos y externos, incluida la defensa. De ahí que la paz de Westfalia sea considerada como uno de los acuerdos más relevantes del siglo XVII y de la historia en su conjunto, que sentó las bases para la diplomacia de defensa moderna y la soberanía estatal.

Desde entonces, la diplomacia permanente se generalizó entre todos los países y monarcas, trayendo consigo la expansión y consolidación del sistema de Estados europeos. Esto es, un sistema de equilibrio de poder entre sus diferentes Estados, en el que ninguna potencia europea debe tener hegemonía sobre una parte sustancial de Europa (Calduch, 1993). Pese a ello, se vio afectado por las guerras napoleónicas (1803-1815) y las subsiguientes guerras mundiales. 

En efecto, el siglo XX presenció cambios significativos en la diplomacia. Con la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y el consecuente Tratado de Versalles, se creó la Sociedad o Liga de las Naciones en 1920. No obstante, la insatisfacción alemana por el armisticio, el ascenso del nazismo con Hitler al poder y su alianza con Italia y Japón, potencias totalitarias e igualmente expansionistas, desencadenaron la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Más aún, poco antes que culminara, conllevó a la creación de la Organización de las Naciones Unidas.

Además, con el inicio de la Guerra Fría en 1947,  la creación de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, en 1949, representó un enfoque más cooperativo en la diplomacia orientada a la defensa.  Ciertamente, su finalidad “es garantizar la libertad y la seguridad de sus países miembros por medios políticos y militares” (OTAN, s.f., párr. 1). En otras palabras, prevenir futuros conflictos a gran escala, a través de la diplomacia y la cooperación militar. 

Al final del siglo XX, en el marco multinacional y luego de desplomarse el comunismo en Europa del Este, aparece el término diplomacia de defensa (Yaniz, 2017). Nace con la Revisión Estratégica de la Defensa del Reino Unido, publicada en 1998, como un concepto que une la diplomacia y la defensa en un ámbito común. Su objetivo central, apoyar la política exterior de una nación y potenciar las relaciones diplomáticas entre Estados, con la plena integración de las capacidades propias de la Defensa Nacional. (Azuara, 2009; Núñez, 2017)

Situación actual

En el siglo XXI, la diplomacia de defensa enfrenta desafíos globales complejos que incluyen el terrorismo internacional, la proliferación de armas masivas, la ciberseguridad, el tráfico ilegal de drogas y las amenazas transnacionales. Algunos Acuerdos de seguridad, como el Tratado de No Proliferación Nuclear y la Convención sobre Armas Químicas, son ejemplos de esfuerzos diplomáticos para abordar estos problemas. 

Actualmente, en el ámbito digital, el crecimiento de la ciberseguridad y las amenazas asimétricas requieren una mayor atención de la diplomacia defensa, tanto a nivel bilateral como multilateral. Al mismo tiempo, los Estados trabajan juntos en alianzas militares, con una activa participación en negociaciones y acuerdos internacionales para gestionar crisis y/o conflictos de forma pacífica. (Bartolomé, 2017)

De lo anterior se desprende la importancia que tienen otras organizaciones regionales y multilaterales creadas para el apoyo mutuo contra las amenazas y desafíos existentes, entre las que sobresalen la Organización de Estados Americanos  y la Unión Europea. Por tanto, la diplomacia de defensa resulta esencial para la cooperación y coordinación entre países, en un mundo interconectado y de mucha incertidumbre, con el fin de mantener la paz y la seguridad mundial.

Conclusiones

A lo largo de la historia, la diplomacia de defensa se ha mantenido en una evolución permanente, adaptándose a los cambios en el ámbito internacional. Desde alianzas medievales hasta tratados de desarme nuclear en la actualidad, esta disciplina ha demostrado su capacidad para la prevención de conflictos globales y la promoción de la paz y la seguridad, a través de la vía diplomática y la cooperación militar. 

La diplomacia de defensa es un instrumento adoptado por los países occidentales, después del fin de la guerra fría, para enfrentar el nuevo entorno de seguridad, y nace como concepto con la Revisión Estratégica de la Defensa del Reino Unido en 1998. Así entonces, a medida que el mundo continúe cambiando y enfrentando desafíos cada vez más complejos, la diplomacia de defensa seguirá jugando un papel fundamental en la preservación de la paz y la estabilidad internacional. 

(1)  Una alianza de ciudades-estado griegas creada como defensa ante la agresión persa. 

Referencias

Azuara, I. (2009). Diplomacia de Defensa. Boletín de información, (308), 75-116. CESEDEN.https://dialnet.unirioja.es/revista/11357/A/2009

Bartolomé, M. (2017). Diplomacia de Defensa y Fuerzas Armadas Españolas en Iberoamérica. Revista de Estudios en Seguridad Internacional, 3(2), 261-280. https://digibug.ugr.es/handle/10481/48467

Calduch, R. (1993). Dinámica de la Sociedad Internacional. Editorial CEURA. https://www.academia.edu/594428/Din%C3%A1mica_de_la_sociedad_internacional

Galán, A. (2015). La Paz de Westfalia (1648) y el nuevo orden internacional. Repositorio institucional Universidad de Extremadura. https://dehesa.unex.es/handle/10662/3319

Núñez, A. (2017). Introducción. En Ministerio de Defensa, Instituto Español de Estudios Estratégicos (Eds.), Diplomacia de defensa. La Defensa en la Acción Exterior del Estado (Vol. 71, pp.11-23). IEES. https://dialnet.unirioja.es/servlet/libro?codigo=722830

OTAN. (s.f.). Aspectos básicos. Una alianza político militarhttps://www.nato.int/nato-welcome/index_es.html

Yaniz, F. (2017). La diplomacia de defensa: desarrollo nacional e internacional. Seguridad, Ciencia & Defensa, 3(3), 144-156. https://revista.insude.mil.do/index.php/rscd/article/view/38

 

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